La terrible historia de la princesa de los cuentos de hadas
Recuerdo ese día que me miré al espejo y no me reconocí. En el reflejo había una mujer que tenía mis ojos, pero sin embargo, no tenía mi mirada, la desconocía completamente. No podía dejar de mirarla, me resultaba una completa extraña, solía reírse por todo y ahora lo único que puedo ver son arrugas alrededor de sus ojos.
Sentí una gran nostalgia, conocía su historia, sabía por todo lo que había pasado, recuerdo que se entregó tanto al exterior que olvidó lo que llevaba en su interior. Sé que hay muchas mujeres que pasan por lo mismo y han vivido esto; Están las que ni siquiera se atreven a observarse y por el otro lado están las que quieren volver a mirarse al espejo y encontrarse llenas de vida, alegrías, luz y mucho amor.
Yo sin dudarlo escogí la segunda opción, porque estaba realmente cansada, quería que la mujer del espejo tuviera nuevamente esa forma tan llamativa de reírse, de volver a ver las cosas buenas en cada situación. Quería encontrar a aquella mujer que yo sabía que existía dentro de mi pero por alguna razón estaba oculta, silenciosa, gris.
Sin embargo, debo decirles que en ese proceso de búsqueda me perdía más y más, no entendía porque me iba desviando por caminos ajenos a los míos, encontrando personas que solo me lastimaban, un trabajo que no disfrutaba, amores que me destrozaban, amistades que me traicionaron… Los fracasos se acumulaban sin parar, fue una época muy oscura. La mujer en el espejo era realmente un reflejo de esa etapa de mi vida...
Me preguntaba con lágrimas en los ojos Que me sucede? Me sucedía que había olvidado ser feliz...
Lo que nos sucede es que nos olvidamos de apreciar la obra de arte que somos, las capacidades asombrosas que tenemos, olvidamos que somos completas, no medias naranjas de nadie. Olvidamos mirar nuestro interior para encontrar todas las respuestas que necesitamos. Nos olvidamos que la paz y la realización está adentro, no afuera. Que no somos dueñas del mundo exterior, pero sí del interior y que allí se encuentran todas las herramientas necesarias para ser felices.
Una tarde después de un día negro, llegué a mi casa, me encerré en mi habitación y traté de hacer lo que había leído en los libros, estaba desesperada por encontrar paz dentro de mi, por revivir la felicidad, por volver a ser la mujer brillante que recordaba… Calle mi mundo exterior y empecé a escucharme, prendí velas en mi habitación, llené de luz cada rincón y con un lápiz en la mano, empecé a llenar todos los renglones de mi libreta, escribiendo cada palabra, emoción y sentimiento que me invadía, al principio no entendía lo que estaba haciendo, pero me dejé llevar por el proceso...
Me estaba liberando de todos los pensamientos flotantes que habían en mi mente, les puse un orden, y empezaron a salir todas las cosas por las que estaba feliz. Agradecí cada una de ellas y me llene de una energía vital inexplicable. En ese momento me di cuenta que mi infelicidad se debía a que había entregado mi poder y que me había convertido en una víctima, en una pobrecita… Me sentí tan plena y completa en ese momento que entendí que mi felicidad no dependía de cosas de afuera. Como dice Stephen Covey: Un 10% de tu vida está relacionado con lo que te pasa, mientras que el restante 90% está determinado por la forma en que reaccionas ante lo que pasa, no puedes controlar lo que te pasa, pero sí puedes controlar cómo reaccionas ante lo que sucede y en tu reacción, está la clave de la felicidad.
Me puse también a pensar en mi soledad, me di cuenta que estar sola es uno de los mejores regalos. La soledad… La edad del sol como lo llaman algunos, es el espacio donde puedo estar conmigo misma, conocerme más, mirar hacia adentro y poder descubrir en realidad donde vive el amor de mi vida...
Tantos años con miedo a quedarme sola, que el tiempo pasara y me “dejara el tren”.. ese día entendí que puedo elegir en qué tren me quiero montar y yo decido si me monto sola o con alguien más. Hoy entiendo que si quiero estar con alguien no es por necesidad sino por gusto...
Después de este día, empecé a mirarme con otros ojos, comenzó un nuevo romance en mi vida, fue el comienzo de una hermosa historia de amor conmigo misma.
Empecé a enamorarme de mi cuerpo, de mis curvas, de mis estrías, de mis pecas, de mis ojos y del color de mi cabello, empecé a conocerme más, a tener largas conversaciones conmigo misma. Desde entonces dedico interminables horas a hacer lo que me gusta, empecé a ver como poco a poco esa mujer luminosa empezó a renacer nuevamente dentro de mi, esa mujer de risa amplia y mirada pícara, esa mujer llena de sueños, llena de anhelos y fortaleza…
Empecé a cambiar rutinas pequeñas que hicieron un gran impacto; cómo levantarme temprano para tener más horas para vivir, acompañe mis mañanas con un buen ejercicio de yoga, meditación y un delicioso desayuno.
Empecé a poner todas mis ideas en práctica, siendo fiel a mi intuición, confiada de todo lo que yo me proponía y lo hacía, las personas se llenaron de mi energía y aceptaban con amor las propuestas que les hacía en el trabajo. Vencí a la pereza, y hago cosas que nunca pensé que haría...
A todas les digo, nos tenemos que desintoxicar de tantos tabúes que no han enseñado desde pequeñas, tenemos que dejar de esperar el príncipe azul que no existe, tenemos que dejar de pensar que sin príncipe no hay reino ni felicidad. Te confieso un secreto…. No me gustan las princesas de los cuentos, son débiles, incompletas y dependientes… Y lamentablemente ese cuento de las princesas lo estamos escuchando desde pequeñas y terminamos por creerlo...
No sabes la importancia de tener un romance contigo misma, tu eres el amor de tu vida… La persona que te acompaña siempre, la que está siempre contigo, con la que mejor te debes llevar, la que más debes cuidar y amar...
Pase muchos años con una idea errónea de cómo era el amor, estaba con los brazos abiertos a la espera de que cualquiera se atreviera a amarme, sin darme cuenta que estaba recibiendo menos de lo que merecía, conformándome con menos por no estar sola. Hoy me siento feliz de entender que eso no es verdad y vivo liberada de esa historia de que la felicidad solo existe cuando estoy acompañada.
Mi consejo para todas las Juanas Canelas que están conmigo y comparten mi historia es: No se priven del grandísimo placer de conocerse, de saber quienes son, de valorarse, de hacer arte con la belleza que poseen. Tómense el tiempo para escucharse, pues en esas conversaciones aflora la verdad, sale tu luz y ahí acompañas las estrellas, porque cuando te reconoces y te enamoras de ti misma, nunca más dejarás de brillar.
Si quieres conocer el amor de tu vida, mírate en el espejo
#YoSoyJuanaCanela
#YoPuedoTuPuedes