La historia del anillo
He sido testigo de que, al pasar el tiempo, vivimos una gran variedad de aventuras que sin duda alguna se convertirán en anécdotas para recordar, unas las compartiremos para inspirar y otras las dejaremos en el olvido.
Pero aquí estamos, viviendo las vueltas que nos da la vida. Algunas nos sorprenden y nos enamoramos de esos rumbos tan distintos a los que pensábamos que íbamos a caminar. Algunas son difíciles, te marcan, te cambian; otras iluminan tus días haciendo que una sonrisa inunde tu rostro y otras están llenas de nostalgia y tristeza ensombreciendo el corazón...
El tiempo a ciencia cierta no lo entiendo y no he descifrado cómo avanza, ni mucho menos como funciona, pero si soy experta en saber que todo lo que se escribe entre las líneas del libro de la vida nos ayuda a crecer, esos aprendizajes los encontramos en los caminos que hemos decidido recorrer, situaciones por resolver y bendiciones por disfrutar. Y aunque nos creamos que controlamos la vida, todos los días ella nos sorprende con algo inesperado.
Podría plasmar entre líneas todas las desgracias y maravillas que he vivido, escribiría más de un libro y estoy segura que si tu escribieras tu historia sería también larga y llena de cosas por contar como la mía.
He leído, he investigado y he escuchado a miles de personas y no me canso de preguntar ¿Por qué hay situaciones que se repiten? ¿Por qué hay gozo, por qué hay tristeza? ¿Por qué las emociones cambian? ¿Por qué hay ego y como me desapego? Y mil cosas más…
Después de muchos años, y mucha reflexión, un día entendí que la felicidad es lo que venimos a experimentar, pero erramos pensando que es un destino, cuando en realidad es algo que se va construyendo segundo a segundo. La respuesta es más simple que la complejidad de la pregunta; Vinimos a esta vida a experimentar felicidad, la felicidad está en el proceso, no en el resultado.
También entendí que no todos buscamos, ni vivimos, ni pasamos por lo mismo, cada uno tiene su misión, su propia motivación, su propio camino y en el vivir la oportunidad de ser feliz a pesar de las circunstancias.
Descubrí que todos tenemos en los ojos de la vida unos lentes que nos muestran diferentes perspectivas, pero está en nosotros escoger con cual queremos ver nuestra realidad.
Esto es una introducción de lo que he concluido de la vida, y todo lo que he aprendido en el camino, en lo mucho o poco que he vivido. También tengo que ser sincera y decir que hay situaciones que no me hicieron crecer como persona, pero si agrandaron mi ego y de esa nube me toco bajar, ya que me di cuenta que estaba viviendo una falsa sensación de plenitud con la cual no se disfruta la vida.
Después de tanto recorrido, me di cuenta que sea lo que sea que haya vivido; si me dolió, si me genero felicidad, si me superé o me doble por la mitad. Cada una de estas experiencias, sin excepción, quedaron atrás, en el pasado.
Así que, en conclusión: ¡Si!, eso que viví, ya pasó.
Si estuve en la cima, volví al centro, si estuve bajo tierra, salí a la superficie.
Quiero contarte Juana Canela, que en cada una de esas paradas, encontré muchas personas, personas que fueron maestros y me enseñaron; de unos aprendí cuando llore e intente huir, y otros me enseñaron a reír, amar y a celebrar la vida.
Te puedes estar preguntando ¿Porque Juana Canela está hablando de diferentes momentos de su vida?
Aquí viene el porqué: Porque todos los días tengo conversaciones diferentes con muchas personas que se quejan, que se lamentan por lo que están pasando, llenándose de miedos y creyendo que están viviendo en una constante pesadilla de la que nunca van a poder despertar y por otro lado hay otras personas que se sienten más que orgullosas, con el ego por los cielos por lo que están viviendo y a veces olvidando por lo que han tenido que pasar y de donde vienen, constantemente mirando hacia abajo sin reconocer a muchas personas que “no están a su altura”
Créeme que las entiendo a las dos, he vivido en ambas caras de la moneda. Y de ellas aprendí que la humildad es más poderosa que lo que poseemos. He aprendido que sin equilibrio la balanza colapsa y así como el tiempo avanza llevando al olvido, no avanza sin antes dejar en marcha los diferentes planes que tiene para todos. La esencia de la vida puede resumirse en esta frase: “Nada es eterno, todo pasa”.
El mundo está en constante cambio y nosotros con él, entonces de cada situación se aprende, se vive y se avanza. Siempre manteniendo como brújula el corazón.
Cada fracaso y cada logro de tu vida, son oportunidades de reflexión y cambio.
El tiempo pasa y en su trasegar, conocemos más lugares, personas y circunstancias... Siempre cosas nuevas llegarán, es la forma que tiene la vida de darnos oportunidades para ser feliz, para cambiar y reinventarnos.
Sé que a veces no nos adaptaremos al ritmo del tiempo y en momentos vamos a querer detenerlo, pero en otros desearemos que pase lo más rápido que pueda.
Quiero decirte que no importa que tan complicado o feliz sea el momento que estás viviendo, eso también pasará. Nada es eterno, la única constante en la vida es el cambio y en esa certeza podemos descansar, sabiendo que nada es eterno, ni el dolor ni el gozo...
Esto me recuerda una hermosa historia:
En un país lejano un rey reunió a los sabios de su corte y les dijo:
“He mandado hacer un precioso anillo con un diamante, con uno de los mejores orfebres de la zona. Quiero guardar, oculto dentro del anillo, algunas palabras que puedan ayudarme en los momentos difíciles. Un mensaje al que yo pueda acudir en momentos de desesperación total. Me gustaría que ese mensaje ayude en el futuro a mis herederos y a los hijos de mis herederos. Tiene que ser pequeño, de tal forma que pueda escribirlo en la parte interior de mi anillo”.
Todos los que escucharon los deseos del rey, eran grandes sabios, eruditos que podían haber escrito grandes tratados… pero ¿pensar en un mensaje de dos o tres palabras, que cupiera en la parte interna de un anillo? Muy difícil. Igualmente pensaron, y buscaron en sus libros de filosofía por muchas horas, sin encontrar nada que ajustara a los deseos del poderoso rey.
En el reino el rey tenía un sirviente muy querido. Este hombre, que había sido también sirviente de su padre, y gozaba del respeto de todos.
Por esos motivos, el rey también lo consultó. Y el sirviente le dijo:
“No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje”
“¿Como lo sabes, preguntó el rey”?
“Durante mi larga vida en Palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una oportunidad me encontré con un maestro. Era un invitado de tu padre, y yo estuve a su servicio. Cuando nos dejó, yo lo acompañé hasta la puerta para despedirlo y como gesto de agradecimiento me dio este mensaje”.
En ese momento el sirviente escribió en un diminuto papel el mencionado mensaje. Lo dobló y se lo entregó al rey.
“Pero no lo leas”, le dijo. “Mantenlo guardado en el anillo. Ábrelo sólo cuando no encuentres salida en una situación”.
Ese momento no tardó en llegar, el país fue invadido y su reino se vio amenazado.
Estaba huyendo a caballo para salvar su vida, mientras sus enemigos lo perseguían. Estaba solo, y los perseguidores eran numerosos. En un momento, llegó a un lugar donde el camino se acababa, y frente a él había un precipicio y un profundo valle.
Caer por él, sería fatal. No podía volver atrás, porque el enemigo le cerraba el camino. Podía escuchar el trote de los caballos, las voces, la proximidad del enemigo.
Fue entonces cuando recordó lo del anillo. Sacó el papel, lo abrió y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso para el momento…
Simplemente decía “Esto También Pasará”.
En ese momento fue consciente que se cernía sobre él, un gran silencio.
Los enemigos que lo perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino. Pero lo cierto es que lo rodeó un inmenso silencio. Ya no se sentía el trotar de los caballos.
El rey se sintió profundamente agradecido con su sirviente.. Esas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a guardarlo en el anillo, reunió nuevamente su ejército y reconquistó su reino.
El día de la victoria, en la ciudad hubo una gran celebración con música y baile…El rey se sentía muy orgulloso de sí mismo.
En ese momento, nuevamente el sirviente estaba a su lado y le dijo:
“Apreciado rey, ha llegado el momento de que leas nuevamente el mensaje del anillo”
“¿Qué quieres decir?”, preguntó el rey. “Ahora estoy viviendo una situación de euforia y alegría, las personas celebran mi retorno, hemos vencido al enemigo”.
“Escucha”, dijo el sirvente. “Este mensaje no es solamente para situaciones desesperadas, también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando te sientes derrotado, también lo es para cuando te sientas victorioso. No es sólo para cuando eres el último, sino también para cuando eres el primero”.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje… “ESTO TAMBIÉN PASARÁ”
Y, nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba. Pero el orgullo, el ego había desaparecido.
El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Lo malo era tan transitorio como lo bueno.
Entonces el sirviente le dijo:
“Recuerda que todo pasa. Ningún acontecimiento ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche; hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.”
#YoSoyJuanaCanela