Los procesos de la vida son la mierda….
Hoy me siento a escribir este blog con una gran dosis de frustración. En este momento mi padre esta enfermo nuevamente de los pulmones después de pasar por un COVID muy agresivo. Está con oxigeno permanente, y pasa como todas las personas en su situación, por los altibajos emocionales naturales de una incapacidad que no sabemos a ciencia cierta si será permanente o no…
Me observo a mi misma y veo mi resistencia a este momento, a lo que está pasando, me encuentro completamente de pelea con la situación que estoy viviendo y veo como esta postura me afecta de muchas maneras; estoy reactiva, desmotivada, cansada, en una sola palabra, no soy buena compañía, ni para mi misma, ni para nadie.
Esta situación familiar me ha puesto en modo reflexivo y me he dado cuenta de como en mi vida en general, odio los procesos, tengo una gran dificultad para darle a las cosas el espacio y tiempo que necesitan para madurar. Soy del tipo de personas que cuando las cosas no van como espero, cuando hay dificultades en el camino, cuando hay tropiezos o hay que esperar mucho, quiero salir corriendo, abandonarlo todo…
Los procesos de la vida, los que son dolorosos, los que calan hasta los huesos, los que no nos dejan dormir, lo que nos generan miedos a la pérdida y al sufrimiento, son una mierda…
Sin embargo, hoy haciendo acopio de todas las enseñanzas que he encontrado en los libros y talleres a los que he asistido de crecimiento personal y espiritualidad, llega a mi nuevamente una reflexión que quiero compartir con ustedes…
- Todos los procesos toman el tiempo que necesitan, ni un minuto más ni un minuto menos.
Esto es lo que hoy me tiene dando vueltas, lo que me tiene fuera de control, sin embargo, también entiendo la sabiduría que encierra.
En una de las citas medicas, uno de los doctores dijo la siguiente frase: ‘Cuando el cuerpo atraviesa un trauma en cualquiera de sus partes, el cuerpo se repara con curia”. Para las que me lean que no son colombianas, de pronto este termino de “curia” es desconocido, pero significa con esmero, tiempo y cuidado. Esa frase me hizo muchísimo sentido y me ayudó a entender un poco más la importancia de los procesos.
Los procesos son lentos, porque necesitan arreglar, reparar, organizar, sanar y para que el proceso quede bien hecho, necesita tiempo. Todo en la vida requiere tiempo para crecer, para madurar, para curarse.
Entendí que esa “curia” en los procesos, no solamente aplica para cosas del cuerpo y superar enfermedades, también para cosas del corazón y del espíritu, en general para las cosas de la vida; superar una pena de amor, sobreponerse al duelo por la perdida de un ser querido, el tiempo que lleva el crecimiento de una empresa, el fortalecimiento de una relación de pareja, los nueve meses de un embarazo, el tiempo que requiere generar confianza en una relación de negocios, todo necesita esmero, tiempo y cuidado: “curia”
Yo quiero hoy que mi papá salga caminando como siempre, con esa agilidad y fortaleza que siempre lo ha caracterizado, que no necesite del oxigeno, que pueda volver a viajar y quiera tomarse nuevamente sus vinos, quiero volver a verlo como siempre lo he visto, como mi superhéroe indestructible. Sin embargo, hoy la vida me invita a tomar un día a la vez, a cambiar mi perspectiva, no sólo a ver el problema y la dificultad, me invita también a observar el otro lado de la moneda, me invita a admirar la tenacidad física y mental de mi padre que a sus 81 años no se deja, a darme cuenta de la vulnerabilidad del humano, del poder de la unión y la familia, a darme cuenta de la fortaleza de mi madre, del amor incondicional de mis hermanos, de la intimidad que encierra un proceso doloroso para todos. También esta situación me invita a ser testigo de la sabiduría de la naturaleza y de la importancia de un proceso lento hecho con “curia”, que será lo que permitirá que mi padre pueda volver a estar cómo estaba antes… Pero esto no finalizará ni un minuto antes ni un minuto después de lo que el proceso necesite y por mi bienestar mental, tengo que hacer paces con eso…
No ha sido fácil llegar a estas conclusiones, pero he aprendido que, en cualquier situación de la vida, por difícil que parezca, siempre hay una bendición escondida, algo por lo que estar agradecido, y hoy encontré no sólo una, pero muchas cosas por las que dar gracias y sentirme bendecida en medio de este reto gigante.
Así que hoy les dejo esta reflexión para todas ustedes que están pasando por procesos en la vida, cualquiera que este sea, las invito a que hagan paces con el proceso y el tiempo que este requiera, porque la actitud que asumimos es la que hace toda la diferencia.
Como dice Stephen Covey autor de el principio 90/10:
El 10% de la vida está relacionado con lo que nos pasa, y el 90% de la vida está relacionado con la forma en cómo reaccionamos.
¿Como estás reaccionando ante los procesos difíciles de tu vida? Recuerda que tu actitud y tu forma de ver las cosas cambia todo.
Juana Canela